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viernes, 11 de junio de 2010

ionix

domingo, 8 de noviembre de 2009

EL ENTRENADOR


Publicado por Raxoi @ 15:03

La conducta humana carece de definiciones absolutas. Las descripciones que subsiguen, por lo tanto, deben de entenderse como pautas, no como leyes inapelables. En una primera clasificación, nos referiremos una estructuración citada por R. Martens y colaboradores por considerarla lo suficientemente general y a la vez sistemática como para englobar a la mayoría de los estereotipos. Bajo los tres estilos de entrenador descritos por Martens, podemos especificar unos tipos de conducta más detallados: director, afable, conductor, poco formalista y metódico. Una mezcla de las mejores características de cada tipo nos ofrecerá un perfil de entrenador ideal.

El estilo autoritario
El entrenador toma las decisiones. La misión del jugador es la de cumplir, simplemente, las órdenes del entrenador. El supuesto que ampara este enfoque es que el entrenador posee los conocimientos y la experiencia necesarias y por lo tanto su cometido es decirle al jugador lo que debe hacer. El papel del jugador es escuchar, asimilar y cumplir.

El estilo sumiso
Dentro de este estilo el entrenador se abstiene, tanto como puede, de tomar decisiones. Su enfoque consiste en pasar el rato lo mejor posible. No da apenas instrucciones, ejerce escasa influencia en los jugadores y resuelve los problemas de disciplina sólo cuando es realmente necesario. Los entrenadores que adoptan este estilo, o bien carecen de competencia para proporcionar la instrucción y directrices o son demasiado holgazanes para satisfacer las demandas de sus responsabilidades de entrenamiento o, en último caso, están mal informados de lo que el entrenamiento representa.

El estilo cooperativo
Aunque los entrenadores que adoptan este estilo reconocen su responsabilidad para asumir el liderazgo y formación de los jugadores con el fin de cumplir los objetivos previamente fijados, reconocen también que los estos no pueden asumir responsabilidades sin haber tenido previamente la oportunidad de compartir la toma de decisiones.

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El “juego”




El “juego” debería ser el maestro, y no el profesor o entrenador!

Horst Wein
Antiguamente, la enseñanza del fútbol ha sido caracterizada por un excesivo “directivismo” del profesor-entrenador, ofreciendo prácticas descontextualizadas, desconectadas de las situaciones reales de juego y con falta de significación por el jugador que se aburría por la repetición constante del gesto y su escasa transferencia. Perfeccionando una habilidad motriz específica desvinculada de una situación de juego o de un problema tenía para el jugador poca o ninguna significación y por eso muchas veces se desmotivó.
En vez de utilizar todavía este estilo de enseñanza directiva en la cual el profesor propone el ejercicio, decía como se debe realizarlo, proporcionando al alumno una información directa sobre la solución del problema y el deportista repetía constantemente hace falta plantear una enseñanza en el fútbol base mediante la búsqueda o la resolución de problemas. Aquí el formador-profesor propone un objetivo a conseguir, modifica las condiciones del entorno y el alumno utiliza los gestos que consideren adecuados para conseguir ese objetivo.
Mediante esta técnica de enseñanza (“el descubrimiento guiado”), lo que el formador pretende conseguir es que sea el propio jugador el que, con la ayuda del profesor, construya sus propios aprendizajes. Así, la intervención del formador se limita al diseño y posterior planteamiento de situaciones de enseñanza en las que las condiciones de práctica conduzcan al alumno hacia el descubrimiento de ciertas acciones técnicas o conductas de juego.
Por eso, una moderna y eficaz enseñanza del fútbol en la cual el formador o profesor reemplaza al instructor, considera los jugadores cada vez más como personas activas, constructores de sus propios aprendizajes.
Tanto para el profesor como para el alumno, los roles han sufrido hoy una variación respecto a los anteriores estilos de enseñanza. La actividad principal la realiza el alumno, es él quien descubre. Mientras que el formador de fútbol base plantea por medio de juegos simplificados o juegos de temas una serie de problemas para que el alumno las resuelva, siendo guiado mediante múltiples preguntas concretas y claras o bien formuladas por parte del formador. Como lo he demostrado con muchísimos juegos simplificados en el 1er y 2º volumen de “Fútbol a la medida del niño”, el profesor-formador diseña las preguntas que conducirán sus alumnos a la respuesta correcta. Debe esperar las respuestas y no dar soluciones o instrucciones, salvo en casos necesarios y sólo para dar sugerencias. ¡En vez de dar soluciones les da problemas! Cuando obtiene una respuesta correcta del alumno a su estímulo o pregunta, la refuerza. Mientras que no debe invalidar completamente las repuestas posiblemente incorrectas, sino que, mediante el refuerzo, perseguirá con preguntas sucesivas hasta que el jugador encuentre la correcta.
La esencia de esta forma de complementar el aprendizaje motor con el aprendizaje cognitivo es una relación particular entre el profesor y el alumno. El formador dialoga abiertamente con sus jugadores (especialmente después de haberlos motivado con una anterior práctica del juego simplificado en cuestión) y les invitan frecuentemente a observar, analizar, describir, comparar, pensar y reflexionar -con su ayuda- sobre los problemas que les presenta en sus juegos o situaciones problemáticas. Les exige y les permite encontrar propiamente la correcta solución al problema presentado, con lo cual contribuye al desarrollo de habilidades reflexivas en sus jugadores. Así, ellos generan propiamente la información (solución) que antiguamente había sido tarea del formador, con el peligro de que esta información se olvidara en pocos días, en vez de entrar en la memoria de los jugadores a largo plazo.
Cuando los formadores complementen, en la práctica del fútbol base (etapa en la que los niños por naturaleza son más participativos y espontáneos) el aprendizaje motor de sus alumnos con el aprendizaje cognitivo, se acercarán a un objetivo que hace falta recuperar en la enseñanza del fútbol
infantil.

Horst Wein
Licenciado en educación física y formador de fútbol


consejo 2


CONSEJO No. 2

DEFINIR LOS OBJETIVOS

En las etapas de formación, es muy útil definir los objetivos de formación que queremos conseguir a lo largo de la temporada en cada una de las diferentes áreas de instrucción. Siempre teniendo en cuenta la edad, nivel previo de los jugadores, y categoría, así como las aspiraciones del club, tiempo de entrenamiento disponible...
Cada objetivo puede situarse (por ejemplo) en una de las siguientes categorías:

  • Técnica : las habilidades necesarias para practicar adecuadamente el deporte
  • Táctica: saber como y cuando utilizar las diferentes técnicas, como situarse en el campo...
  • Estrategia: jugadas estudiadas (faltas, saques de esquina...)
  • Reglamento : conocer las reglas de juego
  • Físico : preparación para soportar las demandas físicas de entrenamientos y partidos
  • Psicológico : preparación mental para afrontar correctamente los entrenamientos  y partidos
  • Moral/Ético/Disciplinario : enseñar a los jugadores a actuar deportivamente y sus responsabilidades hacía los demás
Antes de comenzar la temporada (o lo más pronto al posible, una vez conocido el nivel del equipo en los diferentes aspectos comentados anteriormente y la situación del grupo) se establecen los objetivos y en que momento de la temporada se van a trabajar.
Por supuesto, el entrenador debe estar siempre preparado para reorganizar y redistribuir la prioridad de los objetivos a lo largo de la temporada, en función de la evolución y situación del equipo y los jugadores.

La principal ventaja consiste en que los objetivos, una vez puestos por escrito, se convierten en recordatorios. A medida que el entrenador adquiere experiencia, puede ir definiendo más precisamente los objetivos.
Por ejemplo, si tenemos previamente anotados lo que esperamos de los jugadores en caso de discusiones con los contrarios, nos acordaremos de comentárselo y no esperar a que la situación se produzca para corregir actitudes.

Es también interesante el hecho de que el entrenador puede utilizar experiencias de años anteriores para ir estableciendo unas "normas de la casa" (sobretodo en el apartado Moral/Disciplinario) de los aspectos que considere más importantes de su filosofía y que conviene dejar claros lo más pronto posible.